Un ovni en el jardín







Erase una vez un niño que estaba muy solo porque no tenía un amigo de verdad. Intentaba hacerlos, pero nunca lo conseguía. Lo que más le gustaba era ver las estrellas. Así que todas las noches salía a mirarlas. Y en una de esas noches vio un ovni ¡¡ Un platillo volante!! Que cada vez se acercaba más y más a su jardín. Y de repente ¡Boom! Cae el platillo volante con una explosión gigante y con un montón de humo, haciendo un gran agujero en su jardín.

Bajé corriendo al jardín para ver si dentro del ovni había alguien. Y si, había algo, no se veía bien con todo el humo. Cuando me acerqué más vi una especie de criatura. Tenía los ojos bien grandes, no tenía dientes y era de color marrón. Le oí decir c-o-m-b-u-s-t-i-b-l-e, junté todas las letras y me salió combustible. Creo que quiere decir que le falta combustible. Le pregunté con qué se hacía el combustible y me dijo p-a-p-e-l,  a-g-u-a, z-u-m-o. A ver, necesitas papel, agua y zumo. Dijo s-i. 

Cogí todos los ingredientes el agua del grifo, el papel de una hoja de mis libros de clase y el zumo del frigorífico. Se lo dí todo al alien y tardó una o dos horas en hacer el combustible.


Fue una noche muy divertida y lo pasamos genial preparándolo todo, ya no me sentía tan solo. Al final se subió en la nave, se despidió y se fue. Y yo también me fui, pero no a mi planeta, sino al planeta de mis sueños.