Una aventura de Minecraft



Los esqueletos me estaban disparando con su arco, pero yo también tenía uno, asi que empecé a disparar derrotando uno por uno. A mi apenas me hacían daño con mi armadura de diamante encantada.  Cuando derroté a todos me fui corriendo a casa, a encantarme todo, porque ahora venía el más grande de todos, ¡ El esqueleto gigante!. 


El esqueleto gigante tenía tres cabezas, lanzaba explosiones, era negro, volaba y era cinco veces más alto que yo, pero tengo tiempo para prepararme porque vendrá mañana por la mañana. Así que ahora me voy a la cama bien preparado con mi espada encantada, mi arco encantado, mis manzanas que te hacen inmortal durante un tiempo y mi armadura de diamante más encantada que otras veces.


Al día siguiente salí al jardín a esperarle. Al rato oí un chillido de un monstruo enorme y de repente el esqueleto gigante vino a mi jardín y me lanzó una de sus explosiones. Me tomé las manzanas que te hacían invencible durante un tiempo y empecé a dispararle con mi arco. Él me seguía disparando, pero no me hacía casi daño. 


Cuando bajó le pegué con mi espada. La vida me empezaba a bajar,  el efecto de las manzanas se estaba acabando y el esqueleto gigante tampoco tenía casi vida. Pero vuelve a subir y empieza a dispararme con sus flechas y esquiva las mías.


A él le quedaba una flecha para morir y a mi una explosión, me quedé sin flechas y no llegaba a pegarle con la espada. Pero lo que él no sabía, es que yo tenía una mascotita. 


Levanté una chuleta de cerdo que tenía guardada y silbé. De repente, se oye un rugido que dejó a los árboles sin hojas y el esqueleto gigante se paralizó de miedo.

Vino un dragón gigantesco de color negro y le digo.- Ven chico, lánzale un balón al esqueleto gigante para que juegue -.  Al dragón se le ponen los ojos rojos, se le abre la boca y lanza una bola de fuego enorme y le da al esqueleto gigante de lleno. Se quemó y se convirtió en ceniza. Cogí la ceniza  y le dije a mi dragón. – La próxima vez le lanzas un rayo ¿vale chico?.- y dijo el dragón.- vale.- 


Y la próxima vez que luché, me hizo caso y le lanzó un rayo.

                                                                                                                          

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